Café frío


Arde el café. Su sabor inunda el paladar, su calor alienta mis manos primero y luego mi mente. Su olor llena el frío aire de la habitación. Afuera truena, rugiendo la tormenta. Dentro el sabroso calor le da sentido a esta hora de la tarde.

Se congela el café. Su amargura resiste en mi lengua, en mi garganta, en mi nariz, mucho tiempo después del último sorbo. Su frío atenaza mis manos, ahueca mi pecho. El aire húmedo y frío, quieto. Mi mente truena, me duele la cabeza. La taza se vacía.

Ruge la tormenta en silencio. Vuelve a hacer frío.

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