El Arcángel (Pre II) [MdS]

  Me entretengo momentáneamente intentando discernir, en el horizonte, la diferencia entre tierra y cielo, entre lomas suaves y oscuros nubarrones. Distraído hasta entonces, casi me duele volver a la realidad de la habitación cuando un sobresalto me atenaza el corazón con una taquicardia monstruosa. Busco desesperadamente recuperar el aliento e ignorar el estruendo del corazón en mi pecho. Me van a reventar las costillas, aunque antes caeré inconsciente al suelo, llego a pensar. Hay algo detrás de mí. Lo sé con la misma y absoluta certeza con que percibo la brisa húmeda y fría. Ante mí, la realidad sigue estremeciéndose lentamente. Como las suaves sacudidas de una medusa ralentizada, la luz solar viene y va y las nubes avanzan y se paran con relajados intervalos.
  No me cuesta mucho sentir un sonido que tiene la misma terrorífica cadencia. Una respiración honda, entrecortada y profunda, que sacude el aire como si fuese el mismísimo infierno el que exudase la bruma negra que puedo ver y no ver entresaliendo por las rocas, ladrillos y tierra de la realidad.
  Lenta, dolorosamente, me vuelvo para encarar la desollada bestia de diez cabezas sin rostro que quiere desvelar su negro futuro entre mis entrañas. No hay nada. Me lloran los ojos y se calma mi corazón. Recupero el aliento de golpe. Algo que tenía puesta su garra invisible en mi pecho ha desaparecido, dejando mi cuerpo entumecido y débil caer al suelo entre espasmos y resuellos. Me levanto, instantáneamente recuperado, sintiendo la vida retornar a todos los rincones de mi cuerpo. No me giro para volver a contemplar la calma y violenta visión del exterior. Salgo de la habitación, recorro los pasillos sin vida de una casa que es y no es la mía y finalmente salgo al exterior con los ojos cerrados.
  En efecto, sé que no quiero ver lo que sea que haya fuera, quiero creer que si formo parte de ello, dejará de atacarme. Vacío mi mente, inhalo el agrio aire fresco. Lo saboreo como supongo que una mosca saborea el néctar de una planta carnívora. Exhalo lentamente y abro los ojos.

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