La más antigua, la más poderosa (II)

La más antigua, la más poderosa emoción de la Humanidad es la sorpresa.

¡Sorpresa!

Y el sonido del Sol azotando las sucias aceras, el sucio asfalto, retumba en tu interior. ¿Conoces esas vibraciones que parecen sacudir a veces a las copas de buen cristal, ese inestable retumbar? Si parases el tiempo durante una de esas minúsculas sacudidas y observases las calmas moléculas en su caótico devenir... ¿no parecerían iguales que cuando el silencio reina en las estancias?


Ah... pero no son iguales...




A eso me refiero.

¡Sorpresa!



Y orgasmo cósmico, por supuesto.

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