Marea de sombras
Arrastrándose por la tierra como una marea de sombras, acheza el monstruo al que tememos, acheza la bestia descarnada que nos mira con el reflejo del respeto.
Es un recuerdo que es la sombra de la sombra de un recuerdo, pero en su vaporosidad su certeza es absoluta, es infinita.
Cada noche, en el plenilunio de las sombras, florece en la penumbra de nuestro interior el fruto y origen de todo nuestro temor, de todo nuestro dolor y toda nuestra ira. Con sangrantes pétalos negros asoma a la realidad sabiendo que será eternamente regada por nuestra sola existencia. Sempervivens.
Mientras existamos, existirá la locura de lo desconocido, la visceral afrenta a lo que somos y sobre todo, la densa, la insalvable, tan insalvable como nuestra propia existencia, la oscuridad...
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Sempervivens.
ResponderEliminarImpresionante ejercicio, buen hombre, descriptivo y narrativo. da hasta miedo, cosño.
Me gusta la pinta de este blog, mucho mucho.
:)