El Páramo -V- / Gebrechlichkeit II

http://solargeneral.com/audio/burzum/burzum/06-gebrechlichkeit-ii.mp3


    Azul, rojo, negro.
    Deja que las campanas hagan vibrar cada fibra de tu ser. El Ahora martillea tus tímpanos con su campana de cristal, de la que arranca sus desgarradores destellos. Cada segundo cuenta.
    Una voz susurra a tu oído, una voz impasible, una voz que ya ha conocido la felicidad, que la ha tenido al alcance de la mano y la ha perdido y ha sido torturada y ha sufrido. "Carpe", te dice, con su aspereza, con su frialdad. "Diem", concluye, con su lentitud, con su incorruptibilidad.
    Despiertas un día y ves que las cosas, a tu alrededor, comienzan a cobrar sentido. La realidad prende como una mecha y la oscuridad se aparta a los rincones más fríos y distantes. Una luz incierta impregna el aire y el silencio empieza a arder con cada paso, con cada suspiro. Te paras y miras a tu alrededor para averiguar qué está pasando. La misma sensación mil veces repetida. Va a pasar algo, pero no sabes qué. Como cuando volvías a casa, acariciando la oscuridad como la muerta roza los retratos con su plumas crueles. Como cuando tu pensamiento porque presientes que algo va a suceder. Un orgasmo cósmico contenido en un instante de suprema tensión. El instante justamente anterior a la ruptura de la realidad, al desvanecimiento de la consciencia, al caótico nacimiento de todas las cosas...
    Aparece en el horizonte, llameante, extendiendo sus lenguas de llama por el mundo frío, haciendo huir las sombras a las sombras, arrinconándolas y masacrándolas. Un amanecer de llamas gélidas, de luz blanca que barre el páramo con la dureza de un holocausto nuclear. Resuena en tus oídos el aullido estremecedor de la noche agonizante, a tus espaldas y el profundo bramido del sol quemando tu retina. Hay un segundo de enceguecedor destello en que la luz te inunda. Después, un estremecimiento recorre el mundo. A lo lejos, adelante, se colapsa la función de onda, lo incierto se vuelve real y se evapora en la oscuridad de la noche que muere. Con gran esfuerzo, consigues entreabrir los ojos, resistiendo la mirada colérica del sol y vuelves a mirar el mundo.
    El mundo extraño y el mundo que siempre es tu hogar. Sientes la presencia de "ella", vigilándote desde las esquinas, recordándote cómo pueden ser, cómo serán, las futuras mujeres de tu vida. Sientes la absoluta e impronunciable elegancia de la realidad abrazando tus miembros y liberándolos del tedio de la no-existencia. Eres libre, ahora, de andar, de echar a correr, de echarte al monte y buscar y encontrar la felicidad en los rincones umbríos donde la elegancia gótica reina, en las brillantes cumbres donde la poderosa euforia agita los glaciares. Eres libre y caes en la cuenta de que, muchísimo más allá de tener que llegar a un lugar en concreto, a una situación en particular para conocer la felicidad, el estremecimiento que sacude tus vísceras al pensar en la libertad que tienes ahora supone, de por sí, la felicidad. Ve, ahora, a donde te plazca, bebe de los manantiales que elijas, besa los labios que se crucen en tu mirada, recorre las más suaves y pálidas de las pieles. Has abandonado el páramo.

    Sólo puedes enamorarte de una amiga. Cuánta verdad y de qué magnitud. El conocer a alguien, adentrarse en sus pensamientos, introducirte en su forma de contemplar la realidad, será lo que ensanche tu alma y domine tus pasiones.
    Coge una piedra del suelo y ámala. Conócela, adéntrate en la realidad de los milenios que pesan sobre ella, los kilómetros que ha recorrido, los soles que ha conocido. Ama la realidad, conócela.

    Arg.
    Libre. Feliz. Caminando torpemente, con una suerte de gestos innecesarios, millones de pequeñas y grandes metáforas incomprensibles saliendo de mis manos y mi boca, amando cada mota de polvo, cada vaso de agua, siguiendo con devoción las estelas de las faldas negras, del lápiz de ojos o labios rojos y la piel blanca, sin contener el ansia de deciros que os quiero y lo geniales que sois, aguardando a veces, desde un rincón, aprendiendo en silencio y escuchando con meditación, saltando en siniestras carcajadas cuando no existe razón racional para hacerlo, con todo esto y más. Con todos mis errores y todos mis aciertos. Y los errores y aciertos que estoy cometiendo y cometeré. Volveré a ti, querido páramo, algún día. O tal vez nunca. Ahora me toca avanzar a mí.

Comentarios

  1. El principio, siempre tan metafórico y con sus tintes apocalípticos. Creo que la base de todo esto es "Has abandonado el Páramo". Ya te dije, te dijimos, que te respetamos y te queremos infinitamente. Estaremos ahí tanto si necesitas venir a decirnos "teníais razon" como si necesitas venir a decirnos lo contrario, que no será menos malo ni menos bueno sino equitativamente negativo y positivo al mismo tiempo. Ea (xD)

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  2. Digo exactamente lo mismo que Lina

    Pero hazte una pregunta:

    Si es libertad, ¿Por qué sólo "ella" te hace existir?

    Bueno como conclui ayer, pase lo que pase, no sufras, señor melenas :)

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  3. Rectifico y retiro la pregunta, ya que al estar escrito de una forma subjetiva puede dar opción a confundirnos.

    Aún así te digo una cosa que ya te dije, esta vez la palabra libertad puede sonar exquisita, pero las consecuencias pueden ser otra historia, para ese entonces, como dice Lina, estarémos aquí.

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