'Comentario a Helikovirina'

El mundo no es imperturbable y no está regido por un destino fatal o la fuerza de un determinismo ciego. Algunos creen que tal o cual gen hará que se te caiga el pelo o te salga una cabeza de más en el hombro y te mueras a los ocho años. Y creen que es absolutamente inevitable. Otros, creen que, como la naturaleza no siempre manifiesta esos genes, nada es inevitable, todo es indeterminado, caótico y la fuerza de voluntad lo cambia todo. Otros creen que, lo que ocurre en realidad, es que el determinismo no tiene sentido si consideramos que existe una cantidad tan grande que no podemos ver más allá de un pequeño hilo de consecuencias más o menos imparables. Simplemente, puede ser que sea absolutamente inevitable que termine la carrera de informática, piense lo que piense o haga lo que haga, porque de una u otra forma acabaré haciendo lo que tengo que hacer para terminarla. Pero oiga, también puede ser que las mariposas japonesas aleteen de tal forma que se me depare un futuro de carpintero. Mientras tanto y hasta entonces, simplemente, aprovechemos esta simulación de voluntad, esta posible mentira a la que llamamos libre albedrío, sigamos fluidamente el ritmo de los pasos y de todos los alicientes y factores que nos rigen desde la espalda y actuemos como si no supiésemos el final de la película, como si, realmente, todo fuera posible. Porque puede ser así, ¿no? Eres adorable, señorina.